TCE
octubre 4, 2018

Mi hijo se ha dado un golpe fuerte en la cabeza, ¿Qué debo hacer?

Es muy frecuente que por un descuido un bebé se caiga de la altura de la cama o de un cambiador, del carro… O, cuando es un poco más mayor, aprendiendo a caminar se tropiece y caiga desde su altura.  

La inmensa mayoria de los traumatismos craneales (alrededor del  90%) serán leves y no habrá que hacer nada extraordinario salvo vigilar.

Si ocurre esto lo normal es que el niño llore y eso será bueno, porque significa que reacciona. Le cogeremos en bracitos y localizaremos el lugar del golpe. Si es una herida contusa (conocido como “chichón”) se pondrá frio local inmediato y conseguiremos que casi no salga hematoma, al menos tanto.Si es herida incisa (abierta), presionaremos con una gasa o trapo limpio hasta conseguir hemostasia (que deje de sangrar) y limpiaremos después con suero y aplicaremos un desinfectante (por ejemplo clorhexidina)

Si tenemos dudas de la profundidad de la herida consultaremos al centro médico por si hay que aplicar sutura.

¿Qué debo vigilar tras un traumatismo craneal? ¿Puedo dejar dormir al niño?

Después de una caída lo normal es que el niño esté reventado tras un llanto intenso.

Si está cansadito le podremos dejar dormir pero debemos permanecer atentos por si aparece algún signo de alarma y evaluar cada 2 horas estos signos:

Sensación nauseosa y vómitos sin contenido alimenticio. Ojo!! Muchos niños vomitan tras un llanto intenso pero no significa ir inmediatamente a urgencias. Si repiten los vómitos y el niño esta nauseoso sí debe acudir.

  • Movimientos anormales o convulsiones. Esto no necesita explicación.
  • Somnolencia y escasa reacción a estímulos.
  • Alteración del comportamiento (en niños mayores).
  • Llanto persistente en lactante o irritabilidad mantenida que no calma en bracitos.
  • Debilidad o adormecimiento de algún miembro.
  • Alteraciones visuales o asimetría del tamaño pupilar.
  • Aparición de sangre o fluidos por la nariz u oídos.

Sobretodo ante una caída mantener la calma, tranquilizar al niño y observar en las próximas horas. Si “algo” no nos gusta (signos de alarma) acudiremos al pediatra.